Investigadores encontraron que el exceso y la falta de sueño se relacionaban con el declive cognitivo en la mediana edad
Para los adultos de mediana edad, dormir menos de seis o más de ocho horas por noche se asocia con un declive en la función del cerebro, afirman investigadores británicos.
La magnitud de ese declive mental equivale a tener entre cuatro y siete años más de edad,apuntaron los investigadores.
"En la sociedad de hoy en día, activa las 24 horas, hay una expectativa de que la gente debería poder encajar más cosas en sus vidas", comentó la autora del estudio Jane Ferrie, becaria principal de investigación del departamento de epidemiología y salud pública de la Facultad de medicina del Colegio Universitario de Londres.
"Toda esa lucha por equilibrar el trabajo y la vida hace que la gente cambie un tiempo de sueño precioso para asegurar que hacen todo lo que creen que se espera de ellos. Nuestro estudio sugiere que esto podría tener efectos adversos sobre su función cognitiva", advirtió.
De hecho, las mujeres que dormían siete horas por noche tuvieron las puntuaciones más altas en todas las pruebas cognitivas, seguidas por las que dormían seis horas. Entre los hombres, la función cognitiva fue similar para los que reportaron dormir seis, siete u ocho horas.
Sin embargo, menos de seis horas de sueño o más de ocho se asociaron con puntuaciones más bajas, comentó Ferrie.
Ferrie anotó que muchos procesos biológicos ocurren de noche, y explicó que "el sueño provee al cuerpo su necesidad diaria de restitución y recuperación fisiológicas. Aunque siete horas por noche parece ser óptimo para la mayoría de seres humanos, muchas personas pueden funcionar perfectamente bien con un sueño regular de menos o más horas".
Sin embargo, dado que la mayor parte de la investigación se ha enfocado sobre los efectos de la falta de sueño sobre los sistemas biológicos, aún no se comprende del todo por qué siete horas es óptimo, o por qué dormir mucho parece resultar nocivo, dijo Ferrie.
"La falta crónica de sueño produce hormonas y sustancias químicas en el cuerpo que aumentan el riesgo de desarrollar enfermedad cardiaca y accidentes cerebrovasculares, y otras afecciones como presión arterial y colesterol elevados, diabetes y obesidad", añadió.
El informe aparece en la edición del 1 de mayo de la revista Sleep.
"Tenemos que pensar en el sueño de la misma forma en que lo hacemos sobre la dieta y el ejercicio", aseguró Ramos —, codirector del Programa de Salud del Sueño y profesor asistente de neurología clínica de la Facultad de medicina Miller de la Universidad de Miami—. "Si queremos tener un estilo de vida sano pensamos en la dieta y el ejercicio, pero parte de la ecuación es que un buen sueño debe formar parte de tener un estilo de vida saludable para envejecer con salud".
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